Mozart: Exsultate, jubilate

Siobhan Stagg. OSCyL, Thierry Fischer
11 y 12 de Abril de 2024

Venanzio Rauzzini

Este festivo motete para solista fue compuesto para un cantante favorito del ya maduro Mozart de 17 años [el castrato Venanzio Rauzzini, que venía de cantar su Lucio Silla]. Aunque fue concebido para la iglesia -el texto en latín habla de regocijo-, Exsultate, jubilate muestra muchas características de las arias de concierto más operísticas de Mozart; incluso le infunde elementos de un concierto, tratando la voz como la de un virtuoso solista. Al escucharla, maravilla la técnica que debía tener ese cantante, porque Mozart le pone al límite, saltando de notas muy altas a muy bajas y de vuelta, así como exigiendo pasajes rápidos y floridos. – LAPhil

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Mozart: Obertura de La flauta mágica

OSCyL, Thierry Fischer
11 y 12 de Abril de 2024


La flauta mágica (Die Zauberflöte) fue el fruto de una colaboración entre Mozart y su amigo y hermano de logia masónica, el cantante-actor-escritor-promotor-director-propietario de teatro (y santo patrón de todos los guiones del mundo del espectáculo) Emanuel Schikaneder. En 1791, Mozart compuso una buena cantidad de música para el Freihaustheater de Schikaneder en Viena, que culminó con la música del singspiel alegórico de Schikaneder sobre el amor y los ritos sagrados. La flauta mágica es una curiosa mezcla de lo sublime y lo bobo, que incorpora referencias oblicuas a los rituales masónicos. Tuvo un éxito considerable y podría haber sido el comienzo de una nueva etapa para Mozart, si no hubiera enfermado y fallecido a mitad de sus representaciones.

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Mozart: Concierto para violín nº 4

OSCyL, Roberto González Monjas
11 y 12 de Enero de 2024

Mozart comenzó su cuarto concierto para violín de una manera similar a la de varios de los conciertos para piano que vendrían después: con una trompetera fanfarria tocada por toda la orquesta al unísono, pero sin trompetas. A éste responde una melodía casi caprichosa en las cuerdas, a la que a su vez sigue un material más musculoso. Siguiendo en cierto modo el modelo de un concierto de Luigi Boccherini, el cuarto de Mozart mantiene la sabiduría convencional de los conciertos de la época siendo tan galante como el de ese compositor, pero con esas diferencias inimitables que separan a este muchacho de todos los demás hombres.

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