Beethoven: Concierto para violín y orquesta

Vadim Gluzman. OSCyL, Rubén Gimeno.
19, 20, 23 y 24 de Noviembre

Los cuatro golpes de tambor que abren el Concierto para Violín de Beethoven son una de las ideas más sorprendentes y audaces que el compositor jamás pasó a una partitura. ¿En qué estaba pensando? ¿Es un eco de la música militar que emanó de la Revolución Francesa y que se escuchaba en toda Viena en aquellos años de guerra? ¿Es una forma fácil de fijar el tempo, como esas audibles cuentas 1-2-3-4 en que confían los músicos de jazz? ¿Es una sugerencia de amenaza o de un trueno inminente? ¿Es una forma de atraer la atención del público? ¿O es una melodía?

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